Un nuevo tipo de ocio… con sofá incluido
- thewall gallery
- 18 jun
- 3 Min. de lectura
📖Un Poquito de Historía
Hacia 1850, Europa empezaba a cambiar el ritmo. Tras los años oscuros de las guerras napoleónicas, la gente ansiaba algo más: belleza, cultura y distracción. Entra en escena el salón victoriano: ahora equipado con sofás cómodos, se convierte en el escenario perfecto para un nuevo hábito burgués... leer por placer.
La alfabetización crecía, las familias se reunían alrededor de revistas y novelas, y poco a poco, el ilustrador se volvía el nuevo entretenedor visual del siglo XIX.

🖨️ Tecnología al servicio de la creatividad
La Revolución Industrial trajo más que fábricas: también herramientas para producir arte a gran escala. Nuevas técnicas como la cromolitografía y la impresión en planchas metálicas permitieron reproducir imágenes con calidad y en masa. Los editores no tardaron en aprovechar esta tecnología para llenar de ilustraciones los libros y periódicos que consumía una sociedad cada vez más curiosa.
🇫🇷 Francia relaja, 🇬🇧 Reino Unido recorta
En Francia, la relajación de las leyes de censura abrió las puertas a una era dorada de la caricatura política y social. En cambio, en Gran Bretaña, los avances técnicos restaron protagonismo a los caricaturistas tradicionales de revistas como Punch.
Pero Londres no perdió su brillo: se volvió un imán para artistas europeos exiliados que inyectaron energía nueva al realismo social. Revistas como The Illustrated London News mostraban escenas de la vida de los pobres, captadas con empatía y maestría por ilustradores como Luke Fildes o Frank Holl.

🎨 Los Prerrafaelitas y el arte con propósito
En 1848, tres jóvenes británicos fundaron un grupo que lo cambiaría todo: los prerrafaelitas. Su objetivo: rescatar la pureza y el simbolismo de la pintura del Renacimiento temprano. Querían arte con alma, con ética. Y sin saberlo, ayudaron a darle a la ilustración algo que antes no tenía: estatus de arte.
💬 “Por primera vez, los ilustradores empezaron a firmar portadas de libros como auténticos artistas.”
📚 Dickens, trenes y kioscos: el boom de las revistas
Los años 60 del siglo XIX (sí, los de 1860) fueron una edad dorada para la ilustración victoriana. Las novelas de Dickens y Thackeray no solo atrapaban por sus historias: sus imágenes hablaban por sí solas. Los kioscos florecían en las estaciones de tren, las bibliotecas se multiplicaban y los periódicos eran más baratos que nunca.
En 1860 nació The Queen, la primera revista femenina. Fue un éxito tan rotundo que otros medios no tardaron en seguirla. Y mientras tanto, en EE.UU., revistas como Harper’s y Century mostraban el talento de artistas como Charles Marion Russell y Howard Pyle, conquistando al público americano.

🔨 William Morris y la belleza del libro
Tras un pequeño bajón en los años 70, los libros volvieron a florecer gracias a una figura clave: William Morris. Desde el movimiento Arts and Crafts, Morris defendía el libro como obra de arte total. En 1891 fundó la Kelmscott Press, rescatando técnicas medievales junto al ilustrador Edward Burne-Jones.
Su influencia fue tan fuerte que se habló de una nueva era: la belleza del libro. Tipografía, ilustración, encuadernación… todo importaba
🖋️ Estética, escándalo y sensualidad
A finales del siglo, una nueva ola agitaba el mundo del arte: el Movimiento Estético, que proclamaba “el arte por el arte”. Mientras Morris lo rechazaba, artistas como Aubrey Beardsley lo llevaban al límite con su estilo provocador, elegante y decadente.
Oscar Wilde fue su gran abanderado. Aunque su escándalo personal desacreditó al movimiento, ilustradores como Walter Crane, Kate Greenaway y Randolph Caldecott ayudaron a elevarlo con su talento.

🧲 Cuando el arte se pegaba en las paredes
Pero la revolución no solo estaba en libros y revistas. En las calles nacía un nuevo fenómeno: el póster. Gracias a la cromolitografía, los carteles dejaron de ser simples anuncios para convertirse en arte público.
Jules Chéret, Toulouse-Lautrec y Alphonse Mucha convirtieron la ciudad en una galería al aire libre. Los pósters eran tan bellos que la gente los arrancaba de las paredes para llevárselos a casa. Había nacido otra edad dorada: la del arte en la calle.

✍️ En resumen
La ilustración del siglo XIX no fue solo un acompañamiento visual: fue una revolución cultural. Nació en el salón familiar, conquistó los kioscos, reinventó los libros… y terminó adornando las paredes de las ciudades. Todo eso, en apenas medio siglo.
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